Segunda conferencia
Audio de la segunda conferencia, apóstol Miguel Reyes, Venezuela.
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Principios apostólicos para la gran cosecha mundial
Deuteronomio 11:13-14 “Y acontecerá que si obedecéis cuidadosamente mis mandamientos que yo os mando hoy, de amar a Jehová vuestro Dios y de servirle con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, y tu vino y tu aceite”.
Vamos a poner este fundamento.
Yo dispongo mi cuerpo, mi mente y mi ser, mis labios para que tú fluyas a través de mí y que la necesidad que cada persona, ministro, pastor, líder, vino a buscar este lugar, pueda ser llena.
Dígalo como que usted lo está creyendo, dígale, prepárate. Prepárate. Porque estamos en tiempo de cosecha.
Sí eso viene, pero lo que yo percibo es que muchos de tus familiares que aún no han llegado a los pies del Señor, en los próximos meses Dios lo va a tocar.
Los próximos meses, los familiares tuyos, es que vengo con el testimonio fresquecito. Me decía el apóstol José Luis, yo era el más difícil de mi familia, yo le decía, yo también.
Es decir, hay una unción gravitando en este lugar. Diga conmigo, tiempo de cosecha.
Ok. Aquí hablamos de la lluvia y yo sé que ustedes conocen mucho la palabra porque el apóstol Isaías es un maestro. Sin embargo, voy a darle algunos tips. Dice la biblia que cuando había un juicio en Israel paraba la lluvia.
La primera vez que Dios lanzó un juicio sobre la tierra, lo hizo a través de la lluvia.
Entonces, ahí sale el arcoíris como señal de pacto, y el Señor dijo que más nunca iba a destruir toda la tierra con lluvia. Sin embargo, hay lugares donde, a razón de juicio, la lluvia se desborda.
Por ejemplo, en La Guaira en el mil novecientos noventa y nueve, a razón de toda la idolatría que había en esa región, hubo un juicio y esa lluvia mató mucha gente.
Pero en el dos mil quince no había llovido y en Venezuela había sequía, los bosques se estaban prendiendo y la gente pedía lluvia, entonces hay que discernir el tiempo que estamos viviendo.
No sé si me estoy haciendo entender. Ahora bien, para esta fecha el año pasado, estaban cayendo unos aguaceros impresionantes en tiempo de semana santa.
Ahora, en esta fecha, casi no ha llovido. Todo el año veinte veintitrés, literalmente, desde enero hasta diciembre, fue lluvia tras lluvia.
Y no creo que sea casual que una de las zonas que fue más afectada por la lluvia fue el estado Aragua.
Y dice la Biblia aquí en Deuteronomio que Dios está enviando lluvia temprana y lluvia tardía. Se lo explico más sencillo. La lluvia temprana en la temporada de Israel era pequeña, si se pudiera decir, una garúa en algunos pueblos.
Pero cuando habla de la lluvia tardía es porque había un aguacero en toda la región. Si lo comparamos con Venezuela, el año veinte veintitrés hubo una lluvia en todo el país.
Y si usted entiende, porque entiendo que este es un congreso apostólico y profético, que lo profético, lo físico, anuncia algo que está ocurriendo en lo espiritual.
Y si ahora nos ubicamos en el veinte veinticuatro, yo creo, y estoy convencido, que estamos a punto de ver la cosecha de alma que nunca hemos visto.
Yo no sé cuántos pastores habrá aquí, pero el más pequeño te lo vengo a anunciar va a pasar a ser un pueblo de mil yo sé que usted no lo cree mucho, Pero yo vengo a desatar eso.
Si usted se lleva nada más la unción de mil, ya yo hice el trabajo. La unción de mil tiene que ver con la gloria de Dios. Cada vez que usted vea el número mil en la Biblia, es la representación profética de la gloria de Dios.
¿Qué hace la lluvia? La lluvia hace que la semilla germine para que pueda desatar la cosecha. ¿Qué hace la lluvia? Ablanda la tierra. ¿Qué hace la lluvia? Prepara la tierra. ¿Qué hace la lluvia? Hace que la semilla crezca y se reproduzca. Yo estoy creyendo que viene un derramar sobre todo el territorio de Venezuela, del espíritu de Dios, como nunca lo hemos visto.
¿Cuántos de los que están aquí están esperando un avivamiento?
Mire, teatro de cine, aire acondicionado, Viernes Santo. Si esto no es un avivamiento, nos tenemos que mudar para la iglesia católica. Para mí que la iglesia esté conquistando espacios como estos es por Dios.
Juan 4:35 “No decís vosotros: ¿Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están”. La lluvia anuncia que algo grande viene.
Hace como unos nueve años, le explicaba al apóstol Antonio anoche, yo estaba llorando, orando allá en mi iglesia, llorando, clamando.
Es en ese mes habían matado catorce jóvenes en un mes, en San Agustín del Sur. Los que conocen Caracas saben que allá en ese entonces mataban mucha gente.
Y yo estoy clamando y llorando, y siento que el espíritu de Dios me pone la mano aquí, me agarra así, aquí. Y me dice, estás orando mal. Voy a volver a leer la versión.
Despierten, despierten, despierten, y mira a tu alrededor. Los campos están listos para la cosecha. Cuando entendemos esto en el en el espíritu todo cambia.
Entonces, yo entro en reflexión. Ahora, una segunda pregunta. ¿Cuántos oran para que las almas se salven? ¿Cuántos intercesores hay aquí? Bien.
Voy a meter en un problema con los teólogos que están aquí.
Por eso es que la gente no se salva. Dios. Lea su Biblia.
Estamos al revés. La Biblia no dice que oren por la cosecha, cuando yo entendí eso en esa madrugada el Señor me dijo “Estás orando mal. Yo no dije eso en mi palabra”.
Porque entonces usted está orando por ese familiar que no ha llegado a los pies de Jesús. Hemos orado tanto por la cosecha que la cosecha se está pudriendo, pero los obreros están verdes.
Tercera pregunta, ¿habrá escasez en el reino de Dios?
Vamos a responder rapidito. Mateo 9:37-38 “Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad pues al Señor de la mies, para que envíe obreros a su mies”. Entonces dijo a sus discípulos a la verdad la mies es mucha.
¿Los obreros son abundantes? No. Es para los que dijeron que no había escasez, claro que hay escasez. Hay abundacia de frutos. Allá afuera hay gente esperando por usted y por mí.
Pero hay escasez de obreros. Les vuelvo a repetir, la cosecha se está pudriendo y los obreros estamos verdes. ¿Por qué estamos verdes los obreros? Peleando entre nosotros. ¿Esta oveja es mía y esta es tuya?
La Biblia dice, las ovejas escuchan la voz de su pastor y le siguen. Si hay alguien que se fue de tu lado, si eres pastor, es porque no era tu oveja.
Y al final del día ni usted ni yo dimos la vida por esa gente. Nosotros somos es cuidadores de la cosecha del Señor Jesús.
Muchas cosas van a cambiar en tu manera de orar a partir de hoy.
Aquí, yo no sé si me estoy haciendo entender. La oración efectiva para tus familiares y los míos es que en cualquier lugar de la tierra hay un obrero que tiene la gracia para ganarse a ese cabezón del marido tuyo.
Si usted a partir de hoy comienza a orar, por ese obrero se va a acelerar la salvación de tu familiar.
Es que no lo estoy diciendo yo, lo dice la palabra, el Señor les dijo a sus discípulos, a la verdad la cosecha es grande en gran manera, pero los obreros son pocos, así que oren.
Nosotros estamos al revés. Hemos orado tanto por la cosecha que se está pudriendo. Sí, verdad. Y hemos prestado poca atención a los obreros.
Yo bendigo al apóstol Isaías, su esposa, por hacer este entrenamiento hoy. Mire, si usted no sale aquí con mentalidad de obreros, se tiene que mudar para la iglesia católica.
Claro, porque muchos van a salir de aquí, se acuestan, gloria a Dios, qué bonito el congreso allá. Yo te pongo la carga de las cosechas.
Pero estamos muy cómodos. Eso yo lo entendí hace nueve años. Iba para Miami. Todos los años, desde el 2010 al 2015. Cinco años frustrados. El apóstol Guillermo Maldonado, un hombre de Dios con errores y defectos como usted y como yo, pero un hombre de Dios para mí, lo admiro mucho porque es mi papa espiritual. Me ha impartido demasiado. Los manuales, la impartición, las clases, la visión, y no crecía, no pasaba de cien personas. Frustrado leí todos los manuales, o sea, el apóstol ha escrito más de cincuenta libros.
Y yo estaba leyendo la biblia al revés.
Desde allí mi vida comenzó a cambiar, mi perspectiva de iglesia comenzó a cambiar, Yo me enfocaba mucho en las multitudes, ahora yo me enfoco en los discípulos, en los obreros.
Un pastor que tenga aquí treinta personas, para mí no es una iglesia de treinta personas, una iglesia de trescientos, pero si se enfoca de manera correcta.
Va a ser más lento, pero va a llegar más rápido. Porque si usted se enfoca de manera correcta en esos treinta, a la visión de Dios, yo creo que aquí hay gente que van a salir empoderados en el espíritu de Dios.
Yo no sé si me estoy haciendo entender. Yo no comprendía de esto lo que le estoy hablando. Cuando el Señor me reveló su palabra, yo decía, pero es que está ahí, si una cosa es que está ahí, otra cosa es que te brinque la revelación.
Por esta sencillita palabra, ora por los obreros, prepara a los obreros, dedícale tiempo a los obreros, pasa tiempo con los obreros, impártele a los obreros, preocúpate por los obreros.
La palabra dice en Proverbios, procura con diligencia, conocer el estado de tus ovejas, y a su tiempo te darán leche y lana.
La iglesia que yo le administro al Señor, son veintidós personas. Veintidós obreros. Mi enfoque es en estos veintidós obreros. Y con ellos se pastorea una iglesia de dos mil o tres mil.
Le voy a hablar a los pastores, esto no es para el resto de las ovejas. El cabezón que te ha dado más dolores de cabeza ese es tu Pedro. El que más le dio dolor de cabeza al Señor Jesús se llamó Pedro.
Pero la primera vez que Pedro se levantó en un púlpito se ganó tres mil. La segunda vez se ganó cinco mil. Gloria. El pastor David es mi primer pastor que tiene más de mil ochocientos discípulos.
Ese que tú crees que te está haciendo la vida imposible que tiene el testimonio de la iglesia por el piso por algo el diablo lo tiene todo arrastrado.
Es porque en él hay una unción. Es porque en ella hay una unción.
Le estoy siendo sincero. Cuando Pedro pecó, que anegó al Señor no quería volver, estaba en el mundo, en depresión El Señor dice tráiganme a los diez apóstoles y al que llaman Pedro, ya Pedro no era apóstol.
Si no hubiera dicho tráiganme a los once. Él había renunciado a ese oficio, pero era el que tenía la unción.
Si tu iglesia no está creciendo, es porque la vasija que tiene el aceite no está entre ustedes. Es que fue de inmediato cuando Pedro es restaurado, de una vez le dijeron tú eres el pastor.
Me voy a meterme en un problema al decir que hay evangelistas que son es conferencistas. Ya me metí en problemas porque ya lo dije. Entonces, van de iglesia en iglesia, dando conferencias, pero no se reúnen con el pastor o apóstol y le dice, este es el plan que yo tengo para en seis meses ganar quinientas almas.
Los evangelistas no se forman y se desarrollan en cuatro paredes. Los evangelistas están en el campus.
Encuentros sobrenaturales. ¡Sí! Habrá citas divinas, Dios te va a mostrar el rostro de persona, las circunstancias, Dios te va a dar palabra de ciencia, de sabiduría, palabra profética, vas a orar por los enfermos y se van a sanar.
Dios mío. Veo territorios nuevos que se van a abrir. Veo campos blancos que se van a abrir.
Gente se va a salvar. Y los tuyos serán los primeros. Los familiares tuyos serán los primeros. Porque mientras tú vas por la cosecha de otro, Dios va a levantar a otro que vayan por los tuyos.
Tu familia está lista. Ese hijo apartado está listo. Gloria a Dios. Aunque tú no lo veas. Ora por el obrero. Ora por esa obrera. En donde esté, bendícelo, Bendícela.
Ese hijo y esa hija tienen a alguien que Dios le ha puesto la gracia para que se lo pueda ganar. Amén. En este caso David fue un obrero que Dios le puso gracia para que me llevara a mí a los pies de Cristo.
Nosotros nos queremos ganar a nuestros familiares. ¿Cuál es la estrategia que te doy de oración? Ora por ese obrero.
Bendícelo, aunque no lo conozcas. Yo sé que no lo conoces. Pero tú vas a ver cómo va a venir una aceleración en esas conversiones. En algún lugar del mundo está el obrero que se va a ganar tu familiar.
Pero tú eres el obrero por quien alguien está orando y clamando. No sé si me estoy haciendo entender. La cosecha está lista. Todo está dado para el avivamiento más grande que haya visto Venezuela.
Hay varios tipos de obreros:
Primer tipo de obrero el obrero intercesor. Pero ya no vas a orar por la cosecha, vas a orar por otros obreros. Por otros obreros que intercedan como tú por los obreros.
Segundo tipo de obrero. El obrero que va, el obrero evangelizador.
Tercer tipo, el obrero que da, el financista.
Porque muchas veces nos enfocamos en la intercesión y en los que van. En la semana pasada, yo entrené en Caracas más de mil evangelizadores, y necesitaba mil quinientos dólares para movilizarlos.
Tuve que tocar a un obrero financiero, un solo obrero pagó, porque el obrero financista quizás no tiene tiempo para orar, menos tiene tiempo para ir porque está produciendo plata, pero él quiere sentirse útil. Y usted y yo lo queremos meter en una academia el domingo a las ocho de la mañana, no va a ir.
A ese tipo de obreros la iglesia tiene que ir a donde están ellos. Probablemente nunca se van a congregar en la iglesia, pero el hecho que no se congreguen no quiere decir que no sean de Dios.
Los obreros que interceden, los obreros que van y los obreros que dan. A razón de ese obrero que dio para las camionetas, en dos horas y media se salvaron mil cuatrocientas cincuenta y seis almas.
En dos horas y media. Estaban los que intercedieron, los que iban y el que dio. El hecho que quizás no venga una oración o no vaya a evangelizar, ese financista es un obrero, pero dador.
El dinero para que maten a alguien es malo, pero si se usa para ganar alma, es bueno.
El dinero ni es malo ni es bueno. En esta mañana quiero darle gracias nuevamente al apóstol Isaías, su esposa, a los apóstoles que están aquí A mis hijos que vinieron a apoyarme, Adrián, Wilfredo, Douglas.
Esta mañana, ya mediodía, quiero orar para que te caiga la unción de la cosecha.
Yo te profetizo que en los próximos días tu congregación se va a multiplicar. Pero no te enfoques en las multitudes, enfócate en los obreros. Vamos, levanta tus manos al cielo.