BND Carlos Lombana

La iglesia no entendió que antes de ser de esta tierra tenemos nuestra ciudadanía en el reino de los cielos

Y que nuestra vida no depende de aquí abajo sino depende de allá arriba. Y Dios a quien quiere engrandecer, engrandece y a quien quiere abatir, abate y a quien quiere empobrecer, empobrece

Es decir, todo está en las manos de Dios. Cuando la iglesia pretende creer que su vida depende de la economía de la tierra, es un problema muy grande del que la iglesia está siendo liberada.

Si tú dependes de lo que pasa en la tierra tu Dios es un pobre Dios. Pero si tú dependes del Dios de los cielos sin importar lo que pasa en la tierra, Dios tiene cosas poderosas para tu vida que nadie te va a poder quitar.

Entonces la iglesia empieza a ser restaurada en su propósito.

Después que Israel es conquistada por los babilónicos, muchos fueron llevados a esa tierra. Uno de ellos, Daniel oraba tres veces al día, porque Daniel decía yo necesito que uno de los reyes a quien yo sirvo, Dios le voltee el corazón para reconstruir el templo de Jerusalén.

Toca al rey, toca al rey, úsalo para levantar el templo. Ellos lo dañaron, úsalos a ellos mismos para que vuelva a ser reconstruida. Como no lo hicieron, los babilónicos fueron quitados por Dios. Entonces los persas invadieron y conquistaron a Babilonia.

Daniel pertenecía al gabinete de gobierno de Babilonia. Tú sabes que hacían los reyes que invadían: Lo primero que exterminaban era todo lo que olía a gobierno, pero a Daniel no lo pudieron tocar porque él no olía a gobiernos terrenales.

Él olía al gobierno del reino, por eso fue que cuando fue echado a los leones, no pudieron comérselo. Porque él tenía un olor a reino. Los leones no te pueden tocar si entiendes tu propósito.

Hay que dejar la chilladera, hay que dejar la quejadera, hay que dejar la lloradera, hay que limpiarse las lágrimas y hay que creer de que nuestra oración mueve la tierra.

Es impresionante como llega el persa conquistador Ciro a gobernar e incluye a Daniel en su gabinete. Después llega el rey Darío a gobernar que era de otro imperio y lo incluye en su gabinete Porque era pieza clave del reino de Dios entre los hombres.

Por eso tú tienes que estar en el lugar que Dios te llamó sin importar el qué dirán.

Cuando se genera una demanda se aprecian, se valoran y se honran, de manera amados que Daniel logro voltear el corazón de un rey, de un rey impío para que este pudiera decir “Voy a reconstruir el templo de Jerusalén”.

No era judío, no practicaba la religión judía, pero la oración de Daniel movió su corazón

a fijarse en el pueblo santo de Jerusalén. La oración de la iglesia puede mover gobernantes a favor de la iglesia, para que la iglesia explote en este país y desde el perro hasta el gato, todo aquel que este en Venezuela, pueda conocer que Jesucristo es el Señor.

Dios va a usar lo que tenga que usar, la iglesia lo que tiene es que orar, creer, avanzar y dejarnos de quejar.

Amado, es importante hacer ejercicios retrospectivos. Yo no soy ajeno a la iglesia, yo pertenezco a la iglesia.

Nos encontramos en el pasado con una iglesia chica, llorona, quejona y murmuradora.

La pregunta es ¿En qué han cambiado las cosas? En nada.

Escúchame bien: Nada que no esté apegado al diseño divino cambiará las cosas. Pero cuando tú entiendes el poder de la oración, las cosas si cambian.

Por eso hay un poco de pastores que se estrellan porque andan trabajando en su propia sabiduría, en su propia destreza, en su propia inteligencia.

Pero esto no funciona sin altar. Sin altar cansa. Sin altar agota. Sin altar no llegamos a ningún lado. Hay gente que anda trabajando en sus propios dones y talentos.

Puedes tenerlos todos, pero yo quiero decirte que la oración es más poderosa.

Escúchame bien, alguna vez usted se quejó y dijo ¿Por qué él sí? ¿Por qué yo no? No lo critiques, no lo señales ¿Por qué este pastor sí? ¿Por qué yo no? ¿Por qué aquella hermanita sí? ¿Y yo no?

Si yo tengo más destreza, si yo tengo más habilidades. Nadie tiene nada que no le haya sido dado del cielo. Escúchame bien, lo que tienes que hacer es levantarte a tocar el cielo

para que la gloria te visite en tu casa. Esto es un asunto de profundidad espiritual, esto es un asunto de propósito.

Esto es un asunto que tenemos que sacudirnos al diablo. Los demonios tienes que sacudirlos de tu casa ¿Qué es lo que te pasa? Tienes que volver al altar y generar un avivamiento personal.

Lo que va a pasar después de este congreso no va a tener límite.

El apóstol Izaga ha estado por años tratando de conseguir códigos tremendos.

Este es el año donde Dios va a empezar a soltar códigos y Dios va a levantar la generación que él ha soñado, pero que no ha visto.

Porque aquí están esos hombres, aquí están esas mujeres que Dios trajo para levantarlos, para hacer cosas poderosas en la tierra a través de su ministerio.

Quiero hablarles sobre la victoria de ser discípulos, porque el Señor me muestra que viene una transición.

Dios tiene un plan y el plan es transicionar a todo el que no haya entendido el llamado de Dios. El plan es que usted pueda entender que al infierno no le preocupan los creyentes, al infierno le preocupan los discípulos.

¿Tú sabes por qué? Porque el creyente es alguien que va y viene, es alguien que sencillamente lo único que hace es creer.

Y vivimos en una nación creyente ¿Sí o no? Vivimos en una nación donde todo el mundo cree. El santero y el brujo dicen que creen en Cristo.

Satanás sabía que si acababa con los creyentes el evangelio seguía, pero que si acababa con los discípulos el evangelio caducaba.

Una iglesia con creyentes mantiene el estatus quo, dando vueltas en círculo. Una iglesia con discípulos rompe todas las barreras.

Porque el discípulo es alguien resteado, comprometido y se casa con la visión. Porque el discípulo verdadero es hijo.

Pero sabe que es tremendo muchas veces hay hijos que no son discípulos.

Hay gente en nuestras iglesias que recibieron la paternidad y la paternidad cambia el alma, pero el discipulado te afina la disciplina

La paternidad es decir yo creo que esa es mi casa, que ese es mi papá y esa es mi mamá espiritual, pero tengo que irme a trabajar, después nos vemos apóstol.

El discípulo dice esa es mi casa, ese es mi papá y esa es mi mamá, si tengo que hacer una llamada y posponer el corte de pelo que había programado lo hago, porque en esta casa me necesitan.

Yo lo voy a posponer, porque yo soy disciplinado. Los discípulos están dispuestos a dar la vida por la visión, no son los que se la pasan llorando y chillando.

Hay mucha gente creyendo, pero no están dispuestos a dar el pellejo por lo que están creyendo. Porque no han aprendido a ser discípulos, pero Dios va a llevar a esta casa a ser una casa apostólica, de hijos discípulos que estén dispuestos a ir la milla extra.

El mundo no nos va a creer hasta que sepa que estamos dispuestos a morir por esto.

Apóstol Izaga yo vengo a darte la bola de oro que Dios te mostró. El oro se llama discipulado.

Y hasta que los pastores no entiendan que la iglesia es del tamaño de sus discípulos, no podrán conquistar nada.

Cuando tu familia te vea resteado, no religiosamente, no hablando mil glorias a Dios y aleluya por segundo, se convertirá.

No porque tú le digas varón a tu jefe se va a convertir. Ese lenguaje evangélico ya asusta,

ya esa temporada está pasando. La gente también tiene raciocinio y sabe si lo que tú les estás diciendo es en serio, si tú lo crees o lo que tú le estás diciendo sencillamente es algo para matar el tiempo.

La gente no es estúpida, no te estoy hablando de repeticiones o de palabrerías.

Te estoy hablando de que la gente resteada decide ganarse al jefe porque es el mejor trabajador, da más resultados, tú inspiras cuando estás resteado con Dios.

La gente te ve en serio, admira tu sacrificio. Por eso la persecución es señal de que algún daño le estás haciendo al infierno.

Dijo Jesús “Bienaventurado cuando por mi causa os persigan, vituperen y digan toda clase de mal en contra de vosotros, mintiendo. Gozaos y alegrados porque vuestro galardón es grande en los cielos”.

No hay profeta bueno que no hayan perseguido. Los profetas que persiguió el diablo son aquellos que le estaban haciendo oposición al infierno.

El que se restea con Dios, Dios se restea con él.

Si tú te resteas con Dios, Dios se restea contigo en el terreno que sea.

El problema es que en cada latino hay un cacique y en un venezolano más.

El venezolano quiere liderar, quiere que lo sigan y a la gente le cuesta seguir. Y usted escucha frases acuñadas de gente diciendo “Yo sigo a Cristo, no sigo a hombre”, pero la verdad es que no siguen a nadie.

El apóstol Pablo dijo “Ser imitadores de mí, como yo imito a Cristo”. Él no le habló a la iglesia y le dijo imiten a Cristo.

Porque el reino depende de los hombres que están aquí en la tierra que provoquen a Dios.

Si usted no sigue al hombre, usted no es capaz de seguir a Dios, porque si no sigue al que ve ¿Cómo podrá seguir al que no ve?

El reino es seguir. La pregunta que te voy a hacer hoy es ¿Estás siguiendo a tus padres espirituales?

Esa es la clave de tu prosperidad, de tu grandeza, de tu destino profético. Y esa es la clave para que seas mil veces más lo que hoy eres. Yo le digo a mis discípulos y a mi gente: Si alguno de ustedes no me sigue no me sirve, porque no esté dispuesto a que cuando yo diga vamos para allá, todo el mundo va para allá.

Por eso Cristo le decía a la gente sígueme ¿Quieres venir en pos de mí? Sígueme.

Por eso la gente brava es la que prospera, por eso los seguidores son los que ven la gloria de Dios, son los que empresarios, son los comerciantes, serán en los días que están por venir los próximos alcaldes y gobernadores.

Levanten la mano la gente que están planificando que su diciembre del 2024 sea cien veces más que su diciembre del 2023. Yo quiero ver a esa gente y quiero darte la clave.

La clave es que tú sigas al pastor que Dios puso delante de ti.

Esto es radical, por no hacerlo la gente no prospera en el reino, la gente no crece.

Por eso hay tan pocos carros estacionados fuera de la iglesia. Por eso nos cuesta hacer cualquier cosa porque Dios tiene bien claro su diseño, y el que lo reciba y lo entienda, será cuestión de días, meses o quizás algunos añitos, para que vea la gloria de Dios en su vida.